Aunque han pasado ya unos años, recuerdo perfectamente una clase de Beatriz Muñoz Seca profesora del Departamento de Dirección de Producción, Tecnología y Operaciones del IESE, en la que comentó que hay momentos en los que no queda otra que tomar decisiones, los llamó “los momentos de la verdad”. Muchas veces, la trascendencia que supone este momento, no nos deja ver el alcance y amplitud real de esta decisión.
Lo cierto es que por mi trabajo, veo estas situaciones casi a diario: Para un gerente de un despacho en el que se llevan años, lustros, décadas, trabajando con unos procesos que casi no han variado desde la aparición de Windows, una propuesta de despacho sin papeles y automatización del proceso contable, como poco, descoloca.