Que la tecnología lo va a poner todo patas arriba en un plazo no superior a 5 años es un secreto a voces. Como dijo el ínclito Alfonso Guerra, a España – y al resto del mundo – no la va a conocer ni la madre que la parió. En mi opinión, no va a quedar prácticamente ningún sector en el que la disrupción tecnológica reviente el status quo.
Taxis sin taxistas
Hemos visto un ejemplo hace muy poco con las manifestaciones de los taxistas por la irrupción de una empresa tecnológica (Über) en su chiringuito. Über ofrece una plataforma para conectar oferta con demanda a través de un smartphone; saltándose a la torera todas las barreras de entrada que hasta ahora mantenían el status quo de los taxistas.
Y si, que no está regulado, que no pagan licencias, etc… Pero el caso es que el que usa Über está encantado y repite. ¿Por qué? porque la tecnología ofrece herramientas mucho más eficientes para asegurar la calidad del servicio y depurar elementos no adecuados.
En el esquema tradicional, papá Estado (o alguno de sus incontables primos) es el que se encarga de evaluar que una persona es apta para transportar otras personas; y de paso de sablear convenientemente al taxista a base de licencias, de tasas, de taxímetros… El problema es que, una vez que pasa por caja, los taxis son como una caja de bombones: nunca sabes lo que te vas a encontrar hasta que no te subes: Puede estar limpio, ser una persona honrada, ser buen conductor… o puede que no.
Con Über – con tecnología – la palabra es auto-regulación. No solo pone en contacto conductor y conducido, sino que cuando termina la carrera, pagas y calificas al conductor con un clic. Y esta calificación es un argumento de muchísimo peso a la hora de que alguien requiera de tus servicios, con lo que, ya te cuidarás de no hacer pirulas al cliente, que si las haces no vas a durar mucho (salvo que algún visionario cree un Masoqüber, un Über para gente que le guste que le roben y le traten mal, que seguro que tiene su público, que de todo hay en la viña del Señor).
Claro, que los sistemas auto-regulados tienen el problema de que ya no hace falta papá Estado, ni licencias, ni tasas… Ups, decretazo.
Préstamos sin bancos
A otro nivel, hemos visto como se manifiestan los banqueros, que no es en la calle, no; es una manifestación silenciosa que te enteras que ha ocurrido cuando un gobierno analfabeto tecnológico se da toda la prisa del mundo en limitar hasta niveles irrisorios alternativas tecnológicas de financiación como el crowdfunding – ¿crowd-qué? – con la excusa de proteger al inversor no-profesional.
Es decir, que papá Estado no deja que un particular aporte más de 3.000€ en apoyar un proyecto mediante crowdfunding, no vaya a ser que los pierda, pobre; pero no hay ningún problema en que este pobre e inculto inversor se juegue millones en bolsa. Va a ser que este casino no es de La Familia… se que fuiste tú, Fredo
Pero, ¿qué van a hacer los bancos cuando entren en escena el iBank, Caixa Amazon, y Google Bank? Con la información que sacan de tu e-mail, tu teléfono, tu tablet, cualquiera de estos ya sabe más de ti que tu pareja: lo que ganas, lo que debes, lo que te gusta, si pagas o eres moroso… con lo que en lugar de ponerte pegas y hacerte firmar 200 papeles, la concesión de un préstamo se realizará con 1 clic sin moverte de tu salón.
Y ojo, que estos ya no son unos pocos particulares más o menos frikis y que es fácil controlarlos a base de decretazos. Nope. En el chiringuito financiero van a entrar las multinacionales tecnológicas como un elefante en una cacharrería; que juegan en la misma liga que los bancos en cuanto a dinero e influencia. Entonces igual si que vemos a los Botín (DEP Don Emilio), González y Fainé cortando la Castellana y quemando neumáticos con una pancarta de 3 familias a la calle 😉
La solución estándar: ponerle puertas al campo
En estos casos y en otros muchos que se darán, las reacciones iniciales son y serán las habituales: Un que viene el lobo cuando el lobo ya va por el postre, pataleos, decretazos, regulaciones a gusto del dinosaurio de turno y las puertas al campo que no terminan de cerrar bien y hala, unos añitos después – no muchos, no – todo a hacer puñetas, por no haberlo visto venir o, peor aún, por haberlo visto y negar la mayor. Son los aguadores protestando contra el Canal de Isabel II:
– Oiga que no es porque me quede sin trabajo, es que se le puede inundar la casa y que a una tía mía le salió un sarpullido y que vaya usted a saber los bichos que se meten por esas cañerías…
– Ya, pero es que abro el grifo y sale agua
¿Y qué pasa con contables y despachos?
Pués desde luego que no tiene ninguna pinta de ser un sector inmune a los avances tecnológicos. Más bien al revés. Ya hace unos meses, Bill Gates y The Economist pusieron la profesión como una de las que más riesgo tiene de desaparecer.
¿Significa esto que van a desaparecer los despachos? Pues no lo sé. Lo que si que es absolutamente seguro es que lo que va a desaparecer es la forma de trabajar del siglo XX: dedicar el 80% de los recursos a mecanizar y el 20% a asesorar.
O de verdad crees que en un mundo en el que ya hay coches autónomos, que analizan cientos de datos por segundo y que toman decisiones de las que dependen vidas humanas, ¿no va a haber una máquina que sepa grabar un asiento por muchos suplidos o centros de coste que tenga? La tecnología ya existe y si no ha llegado ya a nivel despacho es porque no hay una normativa fiscal homogénea a nivel mundial, y eso complica la aparición de un Whatsapp contable que acabe con los SMS a nivel mundial.
Pero es una cuestión de tiempo. En Quantyca, que no somos una multinacional – por ahora- ya llevamos unos cuantos años automatizando la contabilización de facturas en los principales software contables. Y si hasta hace poco cubríamos el 80% de las casuísticas de los despachos, vamos a cerrar 2015 automatizando casi el 100% de las particularidades contables: Bancos, analíticas, vencimientos, intracomunitarias, estimaciones… Que no, que el despacho que no cambie sus procesos y los cambie ya – que las inercias no desaparecen de un día para otro – lo va a tener muy crudo a medio plazo.
Pero si ya hasta están cambiando chinos por robots…